«Hace 7 años me diagnosticaron positiva, sentí que mi vida estaba a punto de terminar y con ella mis sueños, mis ilusiones, mi proyecto de vida.»

Tardé 2 años para poder aceptar mi condición de salud, pero después de esos dos años perdidos en la ignorancia comencé a participar en un grupo de auto-apoyo para personas viviendo con VIH, eso me ayudó muchísimo.

Comencé a entender que los seres humanos tenemos una segunda oportunidad en la vida. Hoy cuento con el apoyo de mi familia, de mi comunidad y de algunas organizaciones que trabajan en el tema. Tengo muchos retos: que ni mis hijos ni otro miembro de mi familia salga infectado, que los jóvenes tengan mayor percepción de riesgo para no infectarse, que existan políticas claras que amparen y aseguren que las personas que vivimos con VIH no tengamos limitaciones y gocemos de nuestros derechos, que disminuya o desaparezca el estigma y la discriminación en el ámbito laboral y social, porque eso nos va permitir vivir con mayor dignidad y calidad de vida.

El VIH sida es una realidad que solo podemos evitar con información, educación y comunicación. Tú, Mujer, Hombre, Niño y Niña que estás leyendo mi vivencia: lo que más deseo es que tomes control de tus acciones y sobre todo que tomes en cuenta las medidas de prevención que existen para prevenir el VIH.

Hoy mi vida está llena de sueños, como mujer y como profesional. Me siento orgullosa del trabajo que realizo. Sigo siendo madre, amiga, hermana y mujer con derechos y deberes. Y trato en la medida de lo posible que mis actividades diarias contribuyan a disminuir la incidencia del VIH en mi comunidad, una forma de garantizar que mi mensaje no quede únicamente en un discurso bonito.